Difamación para la deslegitimación

Por José Luis Di LorenzoLo Social

El poder en manos del pueblo a quien los poderosos de siempre considera inferior fue y sigue siendo atacado en forma sistemática. Lo que no se gana en las urnas se logra mediante la calumnia y este nacional que fue don Hipólito no pudo escapar al escarnio público, a manos de sus enemigos y sus voceros, la prensa (por entonces solo escrita)

“La política que apliqué en el gobierno era la que persigue la humanidad como ideal supremo de su progreso y bienestar… Esta obra prócer por sus enseñanzas y heroica por sus intrepideces, los mercaderes políticos, dirigentes del régimen y del contubernio, han tenido la desaprensión vergonzosa de imputarme públicamente, que la llevé a cabo con los millones que yo había incontroladamente desparramado” [30]

“Dos fuerzas antípodas luchan: la una con el espíritu del bien común, avalado por su trayectoria cívica, y la otra, con el peso de un pasado oscuro y apetitos insaciables por las ventajas del poder; la una, con la clara conciencia de su deber responsable, y la otra con el acre descreimiento que ampara la impunidad. La cesación de la una, llevará a detener por tiempo indefinido la marcha regular de la Nación y el logro de su luminoso porvenir. La continuación de la otra, acentuará su dominación a través de agravios arteros y trágicas desolaciones sin término, afirmando el triunfo de la Nación Argentina”

El “régimen” como gusta decir a los radicales, incluso los que hoy no logran visualizarlo claramente, repite la historia aplicada a Yrigoyen y a todos los que no son funcionales a sus negocios e intereses, haciéndolos “…punto de mira de todas sus vilezas, tramando inauditos planes de todo orden para desviar el juicio público sobre mi persona”[31] como dirá con dolor en su alma.

“Esta alta y noble labor de los estadistas, enseña, está siempre expuesta al error, por la intervención de las facciones desplazadas de la función pública, que pretenden tornar al pasado regiminoso…” al que lo sometieron “todos los poderes, las agrupaciones partidarias y la prensa en general.”[32] A pesar de lo cual él hizo prevalecer la intransigencia.

 

 

 

[30] Hipólito Yrigoyen. Mi Vida y Mi Doctrina. 1923

[31] Hipólito Yrigoyen. Mi Vida y Mi Doctrina. 1923

[32] Hipólito Yrigoyen. Mi Vida y Mi Doctrina. 1923