Los votos del alfonsinismo estuvieron en el 54% de Cristina y se mantienen en Unidad Ciudadana

Leopoldo Moreau -dirigente histórico del radicalismo- ocupa el octavo lugar en la lista de diputados nacionales de Unidad Ciudadana, el espacio que encabeza la ex presidenta en provincia de Buenos Aires.

El caserón, en un primer piso, fue de un odontólogo que, un siglo atrás, atendía a Hipólito Irigoyen. Ya en la primera década de este milenio fue búnker de Raúl Alfonsín y desde allí surgió el nombre de Roberto Lavagna como ministro de Economía de Eduardo Duhalde. Ahora, en el salón que mira a la avenida Callao, tiene su escritorio Leopoldo Moreau y en otro ambiente cuelga, sobre la pared, una bandera del Movimiento Nacional Alfonsinista (MNA), desde el que el histórico dirigente radical se sumó a Unidad Ciudadana, el espacio cristinista que lo lleva octavo en la lista de diputados de provincia de Buenos Aires.

– ¿Tras 50 años de militancia radical no le hace ruido ir en una lista con la imagen de Perón y Evita?

– En absoluto. También está la imagen de Kirchner. Aprendimos que los que pensamos parecido debemos estar en el mismo espacio y ahora hay dos veredas: una nacional, popular y democrática, y otra neoliberal y conservadora.

– La UCR eligió otra posición.

– La dirigencia si pero los votos alfonsinistas estuvieron en el 54% de Cristina y se mantienen. Se veía que la UCR iba irremediablemente a una alianza con la restauración conservadora de Macri. No es un cogobierno del PRO, la UCR y la Coalición Cívica, eso es un espejismo de Carrió a la que usan como killer de la oposición.

– En 2003 usted compitió contra Kirchner.

– Con una escasa cantidad de votos contribuimos a evitar la trampa neoliberal de un balotaje entre Menem y López Murphy.

– ¿En aquel momento lo pensó eso?

– Fue para contener el voto radica,l pero sabíamos de la trampa Menem o López Murphy. Y matemáticamente, logramos que López Murphy no entre al balotaje.

– ¿Porqué se acercó a Cristina?

– Porque el movimiento popular es acosado por grupos dominantes a través de la persecución y el revanchismo.

– ¿Persecución?

– Espionaje político, invasión de la privacidad, publicación de escuchas privadas. Un acuerdo mediático, político y judicial que está en todo América Latina.

– ¿Las causas de De Vido le parecen una persecución?

– El show del Congreso fue para la campaña, consejo de Durán Barba de no hablar de economía. Banalizan el tema de la corrupción y los medios son actores políticos que hacen oposición de la oposición.

– ¿Gana Cristina?

– Lo va a decidir el pueblo. Yo registro voluntad de poner límites al ajuste macrista.

– Si Cambiemos pierde ¿hay riesgo de que el gobierno se debilite como De la Rúa en 2001?

– El riesgo para la sociedad es que el gobierno se fortalezca porque eso va a desembocar en una reforma laboral salvaje. Si gana Cristina se estaría reimponiendo, aunque suene paradójico porque fue el caballito de batalla de ellos, la república que ellos están arrasando.

– Si Alfonsín viviese donde se pararía.

– Con Alfonsín en vida, la UCR no hubiese terminado como furgón de cola de un gobierno autoritario como este. Alfonsín decía que ajuste y represión llevaba al neoliberalismo a neofascismo.

– ¿Neofascismo con Macri?

– Riesgo de estado de excepción. La derecha busca mecanismos para alterar las reglas de la democracia. Como Michetti, que lo escucha y lo repite porque no tiene filtro, que habla de eliminar la elección de medio término.

– ¿Un triunfo Cristina ordena el PJ?

– La oposición sería más homogénea. Los gobernadores empezarían a virar sus posiciones y el PJ a rearticularse para 2019.

– ¿Se empieza armar el Cristina 2019?

– No. Se empieza a ver que los grupos dominantes y el macrismo no lograrán destruir al peronismo.

– Paradójico dicho por un radical.

– Cooptaron a la UCR y casi lo destruyeron. Quieren hacerlo con el PJ y van a fracasar.

– ¿Cual sería su primer proyecto como diputado?

– Sobre temas previsionales y temas institucionales ligados al Poder Judicial. Hay que garantizar mecanismos más transparentes en los concursos públicos y terminar con la familia judicial.

Clarín